jueves, 14 de julio de 2011

200 discos

Adaptado de una historia: "La niña de los CD, de Mariano Osorio". Tan solo le agregué muchas partes inventadas y con otros nombres.

8:00 am de la mañana, sentados en la sala de espera. Con el cuerpo escarapelado, miraba con cierta preocupación a su madre. Ella lo tenía entre sus brazos, lo miraba de reojo con cierta ternura, con aquella ternura incondicional que solo una madre puede tener. Aunque por dentro el corazón se le arrugaba de a pocos y lloraba por dentro, triste y fuerte. Aprovechó en abrazarlo fuertemente, él sintió un calor en su cuerpo.
-Hace tiempo no me abrazas así, mamá- le dijo mirando hacia el piso.
-Hace tiempo no me dejabas abrazarte- le contestó.
17 años recién cumplidos hace dos días. Pocos años y muchas metas. Demasiadas aún por cumplir - o que jamás cumplirá -. El doctor los invitó a pasar. La madre buscaba la mirada del doctor a ver si había rastro de algún resultado.
-Solo me queda decirte que hicimos lo imposible. Te quedan pocos días de vida. El cáncer está muy avanzado.
Aquella escena presenciada por el doctor, quizá fue una de las más doloras que le haya tocado vivir. Tan solo la madre lo abrazó fuertemente, no quiso soltarlo ni un segundo. No pudo llorar por dentro, no era suficiente. Él le agarró la mano y la llevó fuera del hospital, sabía que no había nada más que hacer.

Pasaron unos días, y él no se levantaba de su cama. La leucemia lo estaba matando lentamente.
– Mi amor, vamos levántate. Anda a dar un paseo a la ciudad- le dijo a su hijo por quinta vez.
Pensó un poco y se dio cuenta que no podía hacer nada para alargar su vida. Sus días estaban contados, y decidió seguir adelante con lo que queda por vivir. Se levantó de su cama, abrió su ropero y estuvo al frente de sus 178 discos de música. Agarró uno por uno y los contó, como lo solía hacer antes. Su madre lo miraba desde la puerta media-abierta con una sonrisa en su rostro. Salió de su casa y fue a la tienda de discos. El dueño estaba feliz de volver a verlo, lo conoce desde muy pequeño.

178 discos

- Thom, es un placer volver a verte. Has tenido descuidado tu hobbie favorito.

-Sí, hoy los conté y tengo 178. ¡No puedo creer que falte poco para llegar a los 200 discos!

-Adelante, pasa. Esta es tu casa.

-Gracias, bueno ¿y dónde está Alf?

Le contó que Alf había presentado su carta de renuncia puesto que consiguió un mejor trabajo. Thom buscó con la mirada a su amigo Alf. Le tenía mucho cariño, Alf siempre lo ayudaba a conseguir los mejores discos de música y por él compró su primer disco cuando tenía seis años. Caminó por los estantes y escuchó una dulce voz muy cerca de él.

-Te puedo ayudar en algo?

-Sí, claro. Estoy buscando el último disco de “American Jones” – le dijo con cierta timidez-

-Ven, ha salido uno en última edición. Te va a encantar.

Ella era hermosa. Tenía un polo blanco con la marca de la tienda, unos rulos perfectos y sueltos y ojos negros y rasgados. Desde ese momento, no dejaban de mirarse.

-Eso es todo?

-Sí, gracias. Mañana vendré por más.

-Esta bien. Toma. –le entregó cinco discos que había pedido- ¿Te los doy en una bolsita?

-No, está bien. Vuelvo mañana.

Quiso comprar los discos que faltan en un solo día, pero pensando bien la situación decidió comprar cierta cantidad cada día. Tan solo para volver a verla.

Llegó a su casa muy contento, muy diferente como había salido. Dejó los discos en su ropero y vio que su colección pronto llegaría a los doscientos. Su mamá lo acompañaba en cada momento, sabía que cada momento podría ser el último. Thom le contó a grandes rasgos que conoció a una chica muy simpática. Su madre, aunque muy celosa por dentro, le dijo que la conozca más y la invite a salir. Él tan solo sonreía, pero escondía un miedo, aquel miedo de no volver a verla nunca más. Entonces, ¿para qué luchar si todo está perdido? Al día siguiente, volvió a ir y así sucesivamente. Con la única diferencia que ahora los discos los cargaba en una bolsa, ya que compraba muchos más en un día. A medida que pasaba el tiempo, la leucemia lo tenía más debilitado y por eso prefirió apresurar más la compra de sus discos. Cada día que pasaba, él se levantaba con ese ánimo de volver a verla. A pesar que le hablaba poco, tan solo bastaba mirarse para sentir una conexión repentina y ,sobretodo, especial.

197 discos

197 discos en su ropero, tan solo faltaban tres. Pasó por la tienda de discos y la vio a lo lejos. Tenía en su bolsillo un pequeño papel y después de 50 minutos de nervios y timidez decidió comprar los dos discos que tenía pensado. Compró los dos discos y se despidió de ella. Se animó a convertir aquel día normal, es un día especial y le dio un beso en el cachete, estaba avergonzado y se pudo rojo de inmediato. Le dejo el papelito y a penas se fue ella lo abrió. “Eres hermosa, ¿sabías? Llámame mañana”. Le dio su número telefónico y ella no esperaba la hora de llamarlo. Thom regresó a su casa y dejo los dos casi últimos discos en su ropero. Vio que tenía muchas bolsas y discos adentros. Tan solo los dejaba en su ropero, no los abría y ni siquiera los sacaba para escucharlos. Sabía que era demasiado tarde para escuchar todas las canciones de sus discos nuevos, asi que solo se limitó a llegar al cien.

199 discos

Tan solo faltaba uno, y lo reservó para el día siguiente, cuando lo llamará y él la invite a salir. Llego el día tan ansiado para ella, y no dudó en llamarlo.

-Buenos días, ¿me podrías pasar con Thom?

-¿De parte?

-Soy Soph, me dio su número ayer. Trabajo en la tienda de discos.

La madre rompió en llanto. Soph no sabía que sucedía

-Soph, lamento informarte esto. Thom se fue para siempre.

La mamá fue directamente hacia el ropero, para ver sus discos y llevarlos al velorio, él lo había pedido así. Los contó uno por uno y abrió las bolsas para sacar los discos. En cada bolsa vio pequeños papelitos rosados doblados y los abrió. “Me llamo Soph, eres muy lindo”, “Me encantan tus ojos”, “Hoy te robé una sonrisa, y es preciosa”. - Cómo le hubiese encantando a ver visto estos papelitos antes que muera- . Contó 199 discos y los llevó al velorio de su hijo. Ahí estaba Soph, dolida y abrazó a su madre. Le entregó el último disco que le faltaba y se despidió por última vez de Thom, guardando en su corazón su presencia, su amor por los discos y sobre todo añorando aquel día que lo iba a ver y quizás entregarle el último beso.

200 discos

"Quizá mañana sea muy tarde para decir lo que sientes. Tan solo demuéstralo".

La verdadera historia: http://www.youtube.com/watch?v=9mq8WN5z92I

2 comentarios:

  1. BUENO LO QUE DIJISTE AL FINAL NO COMPARTO LA MISMA IDEA PREFIERO SER DURA Y FRIA ADEMAS NUNCA QUISE A NADIE NI TAMPOCO PIENSO HACERLO.
    ESTE VIDEO NO ES DE AMOR PERO TE ENSEÑA DEMASIADAS COSAS QUE SEGURO TE SERVIRA.
    http://www.youtube.com/results?search_query=usa+protector+solar+subtitulos+en+espa%C3%B1ol&aq=1L&oq=usa+protecto

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  2. Si lo he visto, gracias por compartir tu opinión y todo es depende como ves la vida. Recuerda que la vida es como un espejo: sonrie si la miras sonriendo. Saludos

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