domingo, 3 de julio de 2011

No me enseñaste a pedir perdón ni a perdonar

Papá, me enseñaste muchas cosas desde muy pequeña y hasta ahora recuerdo.

Me enseñaste a que, a penas me levante de mi cama, tenía que tenderla bonito. Muchas veces escondías mis tres sábanas debajo de mi cama porque me daba pereza arreglar la cubrecama, las sábanas y la colcha. ¿Para qué arreglar si al día siguiente nuevamente va estar desatendida? No me explicaste porqué debía hacerlo, luego me di cuenta que era por cuestión de orden y limpieza, porque se puede dormir mejor si tenemos una cama arreglada, y de paso sacudimos las sábanas por el polvo. Lo que tú no entiendes es que hasta ahora escondo mis sabanas
debajo de mi cama.

Me enseñaste a tomar la sopa con cuchara. Muchas veces agarraba mi plato especial para sopa, y lo succionaba con mi boca, de frente, sin cuchara y de paso hacia sonidos raros que te molestaban. ¿Para qué tomar sopa con cuchara si demanda mucho tiempo?.
No me explicaste porqué debía hacerlo, luego me di cuenta que era para acostumbrarme, por etiqueta, porque si iba a la casa de alguien, no podía hacer eso. Lo que tú no entiendes es que tú no sabes que yo sé que también lo haces cuando no estoy.

También me enseñaste el valor de la solidaridad. Cuando viajábamos en micro, era una travesía divertida. Yo por la ventana y tú en el pasadillo nuestros viajes se hacían sumamente didácticos
- A ver, ¿Y dónde está Coca Cola?-
-Umh, no veo no veo ¡no está! no, ahí está el cartel de Coca Cola
-¿Y dónde dice transportes Tepsa?
-Aquí papi, mira mira
-A ver, ¿dónde está Hotel Night?
-No veo, no veo. Oh, ¡lo vi, papi! Hotel Night, dos estrellas agua caliente videos xxx, diez soles la noche y dice...
- Ya hijita, mejor continuemos con el siguiente - respondía papá todo nervioso.

También me acostumbré a que suban personas en la combis a vender caramelos y contarte las historias de su vida. Me las sabía todas, desde el hombre que no hizo nada malo en la cárcel hasta el "choro" que ahora es un hombre de bien.
-Papi, ¿me das cincuenta céntimos?
Papá no me lo negaba. Sabías que me gustaba colaborar, pero me enseñaste algo desde muy pequeña: no debía recibir lo que vendían.
- Niñita, ¿caramelitos de limón un por diez céntimos y diez por un sol?
- Tome
- ¿ cuantos quieres, niñita?
- Ahí nomás, gracias - respondía mirando a papá y él me sonreía

No me explicaste el porqué no debía aceptar. Ahora entiendo que es una colaboración que se le da, al fin y al cabo puedes comprar caramelos en otro lugar y así él pueda ganar más dinero y tendrá más para vender. Ahora entiendo que es por colaborar. Lo que tú no entiende es que ahora venden "sublimes" tres por dos soles, "cua cua's" tres por uno y "galletas oreo" tres por dos y es imposible no recibir y comerte tres cosas por el precio de una (cabe la duda si son vencidas).

Me enseñaste muchas cosas, pero jamás me enseñaste algo que hasta ahora perdura y tuve que aprenderlo sola. Siempre tienes la razón, nunca te equivocas o nunca quieres equivocarte. Cada discusión era ganada por ti. Ganada por tu silencio, por tu ímpetu. Por querer atribuirte el galardón de jefe de casa, por ende y según tú, el que tiene al mando las decisiones de la casa. ¿Y yo?. Sabías que a veces tenía la razón, pero nunca lo aceptaste. Si bien a veces me hacías sentir mal, yo nunca te di la espalda. Nunca aceptabas tu culpa, y solo dejabas que pase el tiempo y la situación deje de ser tensa. No me explicaste el por qué. Hasta ahora... no lo entiendo. Lo que tú no sabes es que lo aprendí sola. Papá, no me enseñaste a pedir perdón ni a perdonar.

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