viernes, 17 de agosto de 2012

Capitulo I


"Esa mujer derrochaba secretos con motivo a matar de la intriga. Era mágica, era un puente que me llevaba hacia lugares inimaginables. Su aura, sus colores. Fue cuando descubrí que sus besos tenían un poder aun mas hipnótico, cuando no solo quise que siga siendo esa mujer. Sino mi mujer"

La etapa universitaria es una aventura la cual te la dibujan totalmente contraria a la etapa escolar. Al cruzar el porton por primera vez de aquel lugar encrucijado, me di cuenta que no era cualquier puerta que se abria porque tan solo aprobe el examen de postulacion. Era la puerta de las buenas y las malas decisiones. Uno siempre, entra con aquel espiritu de estudiante-cachimbo en solo enfocarse en sus estudios y equivocadamente "nada mas". "Algun amigo nuevo, alguna amiga nueva -quiza- pero lo principal es estudiar". Todo eso desaparecio en cuestión de segundos cuando, en pleno salon de clase, la vi entrar... 7 de la mañana, mi clase era 7:30 pero cual estudiante inexperto, tome mis precacuciones. Cuaderno nuevo, lapices nuevos, mochila nueva y mas cosas que al final se me perderian. Me había olvidado que inconscientemente al estar en un lugar con un circulo social totalmente distante al tuyo, lo primero que se hace es analizar a cada persona y en base a su apariencia, presuponer rasgos de su personalidad u otras cosas sin importancia. Eso hice con cada persona que entro, menos con ella. La observe desde que entro al salon hasta que estaba buscando asiento, y estuve deseando que, de los 60 asientos, decida sentarse proxima a mi. Deje de desear eso al verla acercandose y desde ahi, empece a actuar como un idiota. Con mayor razon la deje de mirar, me hice el loco, saque mi cuaderno y mi lapiz e hice el que escribia cualquier tonteria, para hacerme el importante - o mejor dicho el desapercibido-.
Hasta que su silueta exótica abría caminos cual mar separado en dos por un milagro..
- ¿Que escribes? ¿Ya empezo la clase?
su voz gruesa, y sus ojos grandes me quedaron mirando fijamente y a la vez mirando mi cuaderno, tratando de ver que estaba escribiendo. Su chompa verde oscura y su lazo verde claro, hacian un contraste fascinante con sus cejas negras y ojos claros. El verde de su chompa me proyecto hacia un bosque gigante, luego hacia un jardin, luego hacia un arbol, luego hacia una hoja. Eso era, una hoja, y de pronto otoño, y de pronto...
- Ahora resulta que no solo te haces el loco escribiendo garabatos mientras yo estoy a tu costado, sino también eres mudo.
(A eso me referia cuando estaba actuando como un idiota)
- Eres muy astuta, por lo visto
- Y tu un pésimo dibujante por lo visto.
- Bueno, y a tu pregunta por la clase. Aun no empieza. Justo estaba dibujando mientras espero que empiece
- Y resulta que tambien eres un pesimo actor.
- Y resulta que tu te crees una buena actriz
- Correcto. Puedo fingir mejor que tu que me hago la importante delante de un chico que no deje de mirar desde que entro al salon.

Quiza fue una de las razones la cual hizo que me enamore perdidamente de ella. No solo era su forma de ser tan fresca y astuta, tan soberbia y a la vez caia tan simpatica. Era mas que eso, resulta que cada color que poseia me proyectaba a un lugar distinto, era ella la que tenia una magia, una magia que desde que la conoci, me hizo actuar como un tremendo idiota.
La rutina universitaria era una travesia hacia lugares inimaginables tan solo al verla. Era increíble que no solo sus ojos sean las ventanas de su alma, sino su sonrisa, su cuerpo, sus exhuberantes prendas de vestir y sus colores impregnados, su perfume sean las vias indispensables para que mi imaginacion volara. Después de clases la acompañaba a tomar su carro, y nos quedábamos horas de horas conversando en el paradero. Luego me decia ¿no quieres ir a otro lugar? y siempre era ella quien me llevaba. Al muelle, a parques escondidos, al malecon, al balneario, y nos quedabamos horas de horas, sin parar de hablar. Pasaban los dias y me sorprendia mas ella. Poco sabia de ella, solo me hablaba del amor de su vida...

- La vida es un teatro. Todos tenemos miles de mascaras que usamos depende del momento. Por ejemplo, cuando me conociste, actuaste como el importante. Ahora actuas como un caballero que me acompaña al paradero y espera a que le diga para ir hacia otro lugar. Pero ¿sabes? llevo doce años actuando, y conozco totalmente al teatro. Es el amor de mi vida y conozco todas las mascaras, las he actuado en escenario. Sera dificil que me engañes.

Ella sabia que yo esperaba que ella me lleve a algún lugar donde los dos podamos seguir conversando. Eso era una de las cosas las cuales contaba esta astuta mujer: el poder de decidir. Y eso me encantaba, sentirme dominado por lo menos por un momento por su dulce mando.
Conversaciones van, conversaciones vienen, días van, días vienen y mi persistencia hizo que por fin pueda dominar a esta mujer y con el tiempo enamorarla. Esa mujer derrochaba secretos con motivo a matar de la intriga. Era mágica, era un puente que me llevaba hacia lugares inimaginables. Su aura, sus colores. Fue cuando descubrí que sus besos tenían un poder aun mas hipnótico, cuando no solo quise que siga siendo esa mujer. Sino mi mujer

- ¿Se puede saber por que me dices mujer y no me llamas por mi nombre?
- Porque mujer es una palabra que asienta perfectamente contigo. Te da ese poder de mando, de astucia que te caracteriza y..
- Ok. ¿Y acaso mi nombre no me da ningun poder? ¿Que me quieres decir?
- ¿Acaso no te puedo decir mujer?
-¿Acaso no tengo nombre?
-¿Acaso todo debe ser como tu digas?
- Si. ¿Acaso no soy la "mujer con mando"?
- Callate
- ¿Que?
- Que te calles
- ¡No!
- ¿Te molesta que te mande?
- Si
- ¿Quieres que me vaya?
- ¡Siiiii!
- ¿Quieres que te bese?
- También

Asi fue como logre besarla, después de tanta insistencia indirecta, después de fingir querer conocerla mas y mas, y es que si la conocía mas, iba a estar mas predispuesto a tenerla como sea, eso era una simple excusa, eso fue un puente que se hizo mas largo, para por fin atravesar su vida y con suerte ser parte de ella.
 Y nuestro primer beso fue un sublime impulso jamas imaginado, yo no quise besarla, ella me quiso besar a mi con sus ojos, con su mirada, con su astucia tan refinada, con sus sarcasmos llenos de corazones llenos de ironía llenos de ella. Y me di cuenta que no solo su simple aura me transportaba a paisajes inimaginables y sus colores me estaban haciendo que me comporte como un idiota. Desde ese momento descubrí que sus besos también me invitan a jugar hacia retratos de paisajes pero no solamente en una penumbra soledad. Ya no estaba solo, ahora me proyectaba a paisajes con ella. Con ella en el paraíso, con ella en el infierno, con ella en el desierto, con ella, ahora con ella...con ella en cada beso, todo dependía de la intensidad de sus labios, la complementación de su saliva y el salvajismo de su lengua.

Y si bien el principio de la relación fue igual que cualquier relación de dos universitarios enamorados, pasaron once meses para darme cuenta que ella era la mujer que necesitaba en mi vida. Yo quería, muy de pronto, que ella no solo sea una mujer. Sino mi mujer. Me enamore de ella, cada día me enamoraba de una manera diferente. Eramos totalmente distintos en aspiraciones, pero nuestras respiraciones se hacían una cuando nos encontrábamos sentimentalmente en el paraíso terrenal hecho divinidad (o el infierno, eso también era divertido). Yo un ingeniero en proceso, ella una actriz queriendo ser profesionalmente actriz y seguir. Mundos totalmente distintos. Con ella aprendí a no ponerme celoso de su único amor y era los escenarios, la magia detrás de bambalinas puesta en escena delante de miles de espectadores. Y era una obligación ir a sus obras teatrales. Luego se me hizo imperdible ver como despilfarra tanto talento abrupto en escena. Se metía tan adentro de su papel escénico, que a veces pensaba si verdaderamente ella sencillamente estaba actuando en nuestra relación...

- Hoy a las 7:00 pm en el Teatro Marsallo. ¿Quedo claro, mi amor?
- Creo que sera la primera vez que me ausente en una de tus obras.Tengo entrevista de trabajo, mujer bonita.
- Y como te decía... hoy a las 7:00. Espero mis rosas en el camerino

Creo que por ella rompí tantos peldaños que posiblemente ahora estarían completas las gradas de la escalera que me llevaría al éxito. Pero siempre fue un placer complacerla.
Ella fue, en ese entonces mi actriz preferida. Eso luego fue un problema, que en un espacio limitado e imaginario, dentro de la razón que actúa estúpidamente cuando te enamoras, ella pertenecia al epicentro de mi razon para vivir. Ella estaba al medio de todo, y alrededor de ella giraba todo lo demás, es por eso que me dolio tanto cuando la mujer se convirtió en villana (¿o una villana convertida en mujer?)

(...)

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